martes, 18 de marzo de 2014

CONFLICTO DOCENTE EN ARGENTINA

CUATRO MILLONES DE PIBES
Por Gonzalo Getselteris [1]

Desde hace diez días, esta cantidad de chicos de distintas edades, no pueden asistir a clases. Hasta ahí, el dato objetivo, incontestable.
A partir de allí, las causas.

Desde la inmensa y abrumadora mayoría de los medios de comunicación, cada uno de esos días, de manera sistemática, se condenó, sin matices, la actuación de los sindicatos docentes o, directamente, de los docentes. Incluso, Luis Majul, llegó a hacer una comparación, en su programa de radio La Red “La Cornisa” que “un día sin clases para los pibes es como un día sin morfar”.
La otra forma, en general, de encarar la “explicación” del paro, fue a partir de la extorsión, sosteniendo que “mantienen a los pibes como rehenes”; o la otra, un tanto más rebuscada, que manifiesta que “los pibes que van a la escuela pública necesitan más atención, más dedicación que los que asisten a la escuela privada. Si los privados no paran, ahondan la brecha, porque los privados no paran y tienen más días de clases que los que asisten a la escuela pública”
En diez provincias se mantiene firme el paro docente. Buenos Aires, que siempre es la noticia más destacada por su tamaño, y por la cantidad de personas a las que afecta, terminó siendo el emblema de un conflicto que la excede, pero, también, se ha convertido en el centro de todas las críticas, por derecha y por izquierda, desde casi todos los sectores.
El último ofrecimiento del gobierno de Scioli, casi vergonzoso, terminó siendo del 30,9%, rechazado de plano por los docentes. El aumento en cuotas, la proyección de la inflación para el año (entre 36 y 48%) está bastante lejos de la propuesta. Justamente por ello, tampoco se ha aceptado la conciliación obligatoria, que termina siendo una trampa: sirve, en muchos casos, para ganar tiempo cuando recién arranca el conflicto, para ir ampliando el consenso entre los trabajadores. Sin embargo, en este caso, la realidad de los docentes no necesita de más tiempo: viven, en carne propia, como pocos otros, las necesidades de su propia familia y de las condiciones en que tienen que dar clases, haciéndose cargo, muchas veces, de cuestiones que debería hacerse cargo el estado, sean estas edilicias, educativas o sociales.

ATAQUES
Gabriel Mariotto, quien se ha cargado la función política en este conflicto, ha manifestado, la semana pasada, la posibilidad de transformar a la educación en “servicio público esencial”, lo cual terminaría con la capacidad de huelga y movilización de los docentes.
“Sin los chicos en las aulas estamos discutiendo bajo una presión tan grande como aquellos sectores de los servidores públicos que tienen un arma en el bolsillo para sentarse a negociar", planteó Mariotto, que vinculó así el conflicto con los maestros con el reclamo de la policía de finales del año pasado.

En igual línea, sostuvo que "esto es como un arma en el bolsillo, tener a los pibes fuera de las aulas" y agregó "en esto hay que ser taxativo, los niños (deben estar) en el aula"
Declaraba hace horas el vicegobernador de la Provincia de Buenos Aires. Es igualmente vergonzoso que, desde el mismo ejecutivo, que debería ocuparse de la educación, y de la regularización de una situación fraudulenta para con los docentes se plantee que "Sin los chicos en las aulas estamos discutiendo bajo una presión tan grande como aquellos sectores de los servidores públicos que tienen un arma en el bolsillo para sentarse a negociar", como hizo Mariotto. Los docentes enseñan, los policías se encargan de asesinar, liberar zonas para el delito y garantizar las condiciones en las que se desarrollan las redes de trata y el tráfico de drogas. Pero en su momento no solo no atacaron esta realidad de las policías provinciales, sino que además les dieron un sustancial aumento. En el caso de los docentes se los condena, y se utilizan todos los medios para ello. No se combate a quienes favorecen a la inseguridad, pero si a quienes se cargan en sus espaldas la realidad de muchísimas familias no solo dentro de las aulas. Sin pudores, desde el gobierno provincial se ataca a los docentes. Habría que preguntarse, entonces, por qué no se ha hecho lo mismo con los policías, cuando se acuartelan y, arma en mano, liberan zonas para negociar en mejores condiciones sus aumentos.
LA REALIDAD
Docentes de Moreno, uno de los distritos más castigados históricamente, manifestaron, con toda claridad, una realidad que viven a diario. Las condiciones edilicias, y el servicio alimentario escolar, directamente vinculados con la cuestión educativa y que han sido relegados de la discusión en este conflicto, son pésimos. Se responsabiliza a los docentes por no ir a trabajar, pero no se cuestiona en qué condiciones lo hacen. Los docentes llegan a tener un salario más o menos digno a partir de más de un cargo, y ello a costa de exponer su salud, su vida social o, por supuesto, disminuyendo la calidad educativa, ya que deben correr de una escuela a otra para cumplir horarios.
A su vez, la situación de la comunidad educativa, tanto de padres como de alumnos, es por demás de lamentable, y en ello no se hace hincapié: sus condiciones de vivienda y salud impiden, muchas veces, incluso que los chicos puedan concurrir a clases en condiciones de aprehender las cuestiones más básicas, o, en otros casos, deben dejar de concurrir para hacerse cargo de su propia familia, ya que tienen que cubrir las necesidades que su realidad no les permite si se dan el “lujo” de ir a estudiar.

EL SALARIO Y LOS DESCUENTOS
IOMA, obra social a la que se encuentran sometidos la mayoría de los docentes, además de ser deficiente en sus servicios, y brindar turnos cada vez más espaciados por ausencia de personal, brinda cada vez menos especialidades y, cuando lo hace, es de dudosa calidad, pese a descontar, de manera sistemática, su porcentaje de los haberes mensuales.
Con una inflación, reconocida, de al menos, 40%, y aumentos sistemáticos en los transportes y los servicios básicos previstos para este año, es un verdadera falta de respeto que los docentes “deban aceptar” cobrar, en su inmensa mayoría, $3500. Y aquellos que se inician, con total ilusión, a dar sus primeros pasos en la docencia, tardan al menos tres meses en cobrar. Y cuando lo hacen su salario no es digno, a la vez que una parte se lo lleva el propio Estado, a través de la AFIP.
Una docente de La Matanza lo decía clarísimo: “Respeto la posición de los compañeros que por diversos motivos no han adherido o han dejado de hacerlo , intento comprenderlos y pido comprensión también por mí posición , y que podamos reflexionar juntos.
Espero que cuando volvamos a las aulas todos juntos, con nuestros alumnos y los padres sigamos en lucha, encontrando otras estrategias que puedan poner de pie realmente a la Escuela Pública.
Los convoco a seguir luchando un poco más, a movilizarnos y a no decaer, y les agradezco fraternalmente haber dedicado un tiempo a leer mis pensamientos.”
LAS CONSECUENCIAS
Aquellos temores de los docentes, que nos manifestaban en cada marchar, se convirtieron en realidad. A mediodía, el aumento se concretó, por decreto, desde la gobernación provincial. Sin atender a ninguna realidad más que al “costo político” del candidato a presidente, decretó un 30,9% para los primarios y un 21% para los secundarios, desatendiendo cualquier posibilidad de nueva apertura de discusiones, por un lado, pero abriendo la posibilidad de nuevos conflictos, en función de que no cubre, en ninguno de los casos, más que a una pequeña proporción de docentes, y, en tal caso, de manera más que fragmentada.
Pero, no conforme con ello, se agregó que los docentes sufrirán, en su ya escaso sueldo, un descuento por cada día de paro, como apriete a posibles medidas de fuerza, vulnerando no solo el derecho a huelga sino también pasando por alto las decisiones de las asambleas de base.
El Ministro de Gabinete, Alberto Pérez, quien anunció la medida,  también aseguró que el próximo depósito será con el aumento, en una nueva trampa para los docentes.
Esta decisión unilateral, arbitraria, intimidatoria y manifiestamente proselitista, ya que intenta descargar la responsabilidad exclusivamente sobre los docentes es una provocación, y desde numerosas asambleas de base que se siguen realizando en las escuelas, ya se ha manifestado su vocación a seguir adelante con las medidas de fuerza, pese a la intentona del gobierno de quebrar su decisión.




[1] Miembro del Secretariado Nacional de la Organización para la Liberación Argentina (OLA)