FUENTE: AGENCIA CTA
A casi treinta años del
retorno de la democracia vivimos un tiempo signado por el conflicto social, la
prepotencia patronal, la criminalización de la protesta y los intentos de
restaurar la gobernabilidad del poder dominante a través de instrumentos como
el Proyecto X, la Ley
Antiterrorista , Ley de ART, y la pretensión de reunificar los
códigos Civil y Comercial.
Después de una década de
Gobierno kirchnerista permanece invicta la injusta matriz productiva y
distributiva de la riqueza con la consecuente desigualdad social. Sólo en el
primer semestre de 2012 se han perdido 120.000 puestos de trabajo asalariados,
mientras casi el 50 por ciento de los trabajadores sigue en condición de
precarios, en negro, tercerizados. Existe un parate de la actividad económica
que tiene su correlato en la destrucción de puestos de trabajo formales y su
reemplazo por la ocupación ilegal e informal.
Frente a los magros
salarios, un tercio de los hogares bajo la línea de pobreza, millones de
jóvenes que no trabajan ni estudian, el saqueo de nuestros bienes comunes y la
creciente concentración y extranjerización de la economía, el Gobierno se
encierra en su propio relato de realismo mágico construyendo una visión
binaria, fracturista de la sociedad que malversa la historia.
Un Gobierno que se ha
dedicado todo este tiempo a despreciar a los trabajadores y sus organizaciones
representativas negando la centralidad de la clase como eje articulador de
cualquier proyecto de liberación, en tanto y en cuanto productora de la riqueza
de las naciones.
El 8 de junio, 10 de octubre
y 20 de noviembre de 2012 paramos y nos movilizamos en todo el país en el marco
de nuestra estrategia de unidad de acción para frenar el ajuste. El 19 de
diciembre del año pasado y el pasado 14 de marzo marchamos para volver a ocupar
las calles y plazas de la
Argentina denunciando la postración nacional y proponiendo
avanzar -sin sectarismos ni exclusiones- con el conjunto del campo popular en
el debate y la puesta en marcha de un proyecto emancipador.
Estamos movilizados y en pie
de lucha junto a otros sectores populares en reclamo de una justa distribución
de la riqueza, soberanía sobre nuestros bienes naturales, democracia
participativa, reforma impositiva para que paguen más los que más tienen,
gravamen a las rentas extraordinarias, nueva Ley de Entidades Financieras, no
pago de la Deuda Externa
ilegítima e ilegal, comercio exterior soberano con control popular, defensa y
promoción de la educación y salud públicas.
No consentimos políticas
devaluacionistas y propiciamos el debate de otro modelo productivo que
interpele a este régimen extractivista, agroexportador, dependiente y
concentrador, que favorece el monocultivo sojero. Un esquema de acumulación
capitalista deprededador, expoliador, colonial y no sustentable, que conspira
contra el bienestar de nuestro pueblo.
Ratificamos los lineamientos
históricos de la CTA
de no pago de la Deuda
Pública sin realizar antes una auditoría que establezca qué
porción es legítima y cual no. El Gobierno debe terminar de ceder soberanía
como lo hace cuando acepta concurrir a tribunales de justicia extranjera para
dirimir litigios con los acreedores de cualquier pelaje y color. No se
justifica que nuestro país permanezca como miembro del CIADI que es lo mismo
que reflotar a los organismos de la usura internacional como el FMI, cuando
Brasil nunca integró esa institución y Venezuela, Ecuador y Bolivia se han
retirado para no estar a merced de la voracidad de las corporaciones
transnacionales.
Defensa de nuestra
Soberanía
En esa dirección, durante la
última reunión del 2012 de la Conducción Nacional de la CTA realizada en la ciudad de
Mar del Plata los días 29 y 30 de noviembre, se decidió, entre otros puntos,
impulsar una Consulta Popular en defensa de la Soberanía sobre nuestros
Bienes Comunes.
Esta iniciativa política
implica la convocatoria al más amplio espectro de organizaciones sociales,
medioambientales, estudiantiles, sindicales, políticas, territoriales, de
pueblos originarios y culturales para afrontar el desafío de plantar un mojón
de democracia participativa en un tema tan sensible y caro a nuestro pueblo
como es la defensa del agua, la tierra, los hidrocarburos, los bosques, el aire
que respiramos envenenado por los procesos de megaminería a cielo abierto, el
fracking, los agrotóxicos, la deforestación, la soja transgénica, etcétera.
La propuesta de que se le
consulte al pueblo sobre este conjunto de temas que hacen al futuro de nuestra
sociedad, demandará durante el 2013 una acción planificada orientada a la
difusión, organización y recolección de firmas para concretar una Consulta
Popular en Defensa de nuestros Bienes Comunes que hoy son saqueados por las
multinacionales con el visto bueno del Gobierno.
Así como en la etapa de
defensiva estratégica desde la CTA
y junto a otras organizaciones populares supimos construir y llevar adelante la
propuesta de shock redistributivo con el Frente Nacional Contra la Pobreza (FRENAPO), en esta
etapa de avance popular, es menester avanzar en una iniciativa que ponga en la
agenda de debate un tema que es sistemáticamente ignorado tanto por la prensa
hegemónica como por la adicta al Gobierno. Y hay que hacerlo antes de perder la Cordillera de Los
Andes, entregar el agua que está en el interior de nuestros cerros, destruir
toda forma de agricultura familiar y dejar tierra arrasada.
Evo Morales dice en su
“Manifiesto de la Isla
del Sol” a propósito de la
Soberanía sobre los Recursos Naturales que es "la
condición para la liberación de la dominación colonial y neoliberal y para el
desarrollo integral de los pueblos". El documento indica que "en la mayoría
de los países esta riqueza ha sido saqueada y apropiada por manos privadas y
potencias transnacionales que se enriquecen a costa de los pueblos".
El proceso de convocar a una
Consulta Popular en defensa de la
Soberanía sobre nuestros Bienes Comunes en el Bicentenario de
la Asamblea
del Año XIII, apunta a interpelar este modelo productivo basado en el
extractivismo dependiente, y a darle carnadura y dimensión nacional a la
convocatoria hacia una Constituyente Social para reeditar una nueva experiencia
de poder popular en nuestro país.
Proyecto emancipatorio
La democracia colonial
sobrelleva una profunda crisis de representación política. Se expresa con el
pueblo en la calle, las plazas y las rutas para hacer oír su voz, mientras los
gobernantes, la Justicia
y las fuerzas de seguridad actúan como gerentes de las empresas multinacionales
que devastan nuestros bienes naturales, violan los derechos de ciudadanía y
criminalizan la protesta social.
Las políticas neocoloniales
generan el rechazo generalizado del pueblo y encienden la mecha del conflicto.
Por ello, el poder activa las señales de alarma frente a la reacción popular y
busca por todos los medios perforar cualquier intento de articulación del campo
popular. Cuando no lo consigue a través de la cooptación o la fractura, reprime
sin eufemismos. Más aún, ha dado licencia para matar. El asesinato de 22
luchadores populares en los últimos tres años así lo testimonia.
Los que mandan son
conscientes que, a diferencia de una década atrás, el movimiento popular tiene
mucha más organización y representación a nivel territorial a lo largo y ancho
de nuestra Nación.
La clase trabajadora no está
dispuesta a ceder ninguna conquista obtenida en los últimos años en nombre de
la “prudencia” y la “racionalidad” que claman a coro las patronales y el
Gobierno, mientras no se altera ni un ápice un sistema injusto y violento que
no ha sido capaz de resolver los problemas básicos de la mayoría de la
población.
Es tiempo de pensar y
construir colectivamente otro paradigma, que en lugar de asentarse en la
codicia y la explotación del hombre por el hombre, represente el emergente de
un nuevo Proyecto de Emancipación.
Frente a la sordera del
Gobierno en atender nuestras justas reivindicaciones, al despojo de las
naciones y pueblos originarios, al proceso inflacionario en curso que pulveriza
el poder adquisitivo de los ingresos y el ninguneo del poder que se regodea
acumulando ganancias fabulosas mientras millones de compatriotas padecen hambre
y pobreza, formulamos una amplia convocatoria a participar en la construcción
de una Central de masas para la liberación nacional y social, convencidos de
que la unidad de acción se construye con todos los que están comprometidos en
recobrar la justicia social en nuestra Patria.
Volver a ser felices
Volvemos a encontrarnos en
un Congreso Nacional de la
Central. Para ser miles y gozar la fiesta del reencuentro.
Nos volvemos a juntar para debatir fraternalmente la CTA de masas que queremos y
necesitamos. De cara a los compañeros, sin intermediarios.
Entre todos, construyendo
colectivamente para que lo extraordinario se convierta en cotidiano. Volvemos a
respirar el afecto y la militancia compartida.
Recuperamos la mística que
riega la conciencia de unidad de la clase. Volvemos a abrazarnos y reconocernos
en el paisaje del país federal que se expresa en todas las tonadas. Estamos
retomando el camino en el punto exacto donde lo dejó la historia.
Estamos vacunados contra el
“no se puede”. El posibilismo implica administrar lo dado. Nosotros queremos
instalar una nueva institucionalidad constituyente que alumbre un proyecto de
emancipación nacional. Este Congreso Nacional de la CTA es un hecho histórico.
Estamos dando vuelta la página para inaugurar una nueva etapa en la Central. Sabiendo
que nuestro mejor futuro está en nuestra mejor memoria.
Decididos a afrontar el
desafío de construir una organización de masas que esté en capacidad de aportar
a una nueva experiencia de poder popular en la Argentina. Sin
aflojarle un tranco de pollo a los grupos de poder. Desenmascarando a los
gerentes que administran el status quo para garantizar la perpetuidad del
régimen de saqueo y explotación.
Disputando la libertad y
democracia sindical en los lugares de trabajo. Canalizando la organización de
los trabajadores de la ciudad y el campo, formales, precarios, activos,
jubilados, públicos, privados, autogestionados, desocupados, de pueblos
originarios, discapacitados. Volver, sin permitirnos que la nostalgia paralice
la fuerza liberadora de la energía que nos empuja a protagonizar este nuevo
tiempo.
Volvemos a sembrar en el
territorio fértil de la esperanza. Si otro país es necesario, otro país es
posible El hambre es un crimen. Terminar con esa ignominia es la tarea
prioritaria que debe acometer el movimiento popular.