COLOMBIA - El día 5 de marzo del
presente año, en la zona rural de Buenos Aires, en el departamento del Cauca,
una patrulla del Ejército Nacional, en desarrollo de operaciones ofensivas,
cayó en una emboscada tendida con explosivos por la Compañía Miller
Chacón, del Bloque Móvil Arturo Ruíz de las FARC-EP, con el saldo inicialmente
conocido de 16 uniformados muertos. El silenciamiento del hecho por parte de
los voceros estatales pone de presente una constante que por sus implicaciones
es necesario advertir al país y al mundo.
Informes fidedignos
provenientes del Hospital de Jamundí dan cuenta de que fueron veinte las bajas del
Ejército constatadas allí. Por su parte, el señor Mayor responsable por la
patrulla movió a la población civil del área a buscar más cuerpos en el
terreno, asegurando que hacían falta varios soldados, al tiempo que mandó
preguntar a la guerrilla si los tenía prisioneros. Ante la negativa de entrar a
la zona por parte de los servicios funerarios, la inspección practicada por los
campesinos terminó en la inhumación de distintos restos humanos hallados. Los
mandos de las FARC también enviaron su respuesta en el sentido de no haber
hecho ningún prisionero.
Por intermedio de líderes
comunitarios de la zona ha llegado a las FARC-EP otra súplica del Mayor, en el
sentido de entregar los soldados sobrevivientes que tengamos en nuestro poder,
razón por la cual nos vemos obligados a responder, de manera abierta y
enfática, que ni uno solo de los uniformados desaparecidos como consecuencia de
los hechos arriba reseñados se encuentra en nuestras manos.
La vieja práctica oficial de
ocultar a como dé lugar los golpes y bajas recibidos, termina en la falsa
acusación a las guerrillas de tener en su poder militares secuestrados, en un
esfuerzo calculado de ponernos contra la pared, al tiempo que se evade la
responsabilidad con los familiares y dolientes de los uniformados caídos en
combate. Es evidente que tan frecuentes ocultamientos y desinformaciones tiene
como propósito alimentar el discurso de personajes como el min. defensa Pinzón,
Clara Rojas o País Libre, empeñados en señalara las FARC-EP como responsables
de múltiples secuestros y desapariciones, por los que sin duda alguna, con
torcida intención, se espera forzarnos a responder en la Mesa de Conversaciones de La Habana.
Las FARC-EP queremos
advertir a la opinión pública nacional e internacional acerca del perverso manejo
que de la información derivada del conflicto armado colombiano hacen el
gobierno nacional y el alto mando militar y policial. La fuerza pública no es
el aparato demoledor e invencible que pregonan al precio de ignorar las vidas y
la sangre de sus propios soldados y policías. Ni la confrontación va a terminar
porque se engañe a la nación con la falsa idea de un vencedor virtual. La paz
sólo será posible con una sincera voluntad de reconciliación y reconstrucción
nacional, que comienza con el reconocimiento de la verdad por parte de los
personeros del régimen que ha hundido a Colombia en medio siglo de violencia
y horror.
SECRETARIADO NACIONAL DE
LAS FARC-EP
Montañas de Colombia, 15 de marzo de 2013.
Montañas de Colombia, 15 de marzo de 2013.