El Centro Simon Wiesenthal es
conocido para nosotros por su defensa del régimen sionista, violador de los
derechos humanos. Claro que el régimen sionista a quien le gusta defender a
Sergio Widder, titular de ese organismo, no acepta estar violando
sistemáticamente los derechos del pueblo palestino, por la sencilla razón de
que para el régimen sionista y sus defensores, los palestinos no son humanos…
El acto por Palestina, realizado
el último viernes del bendito mes de Ramadán, en solidaridad con el sufrido
pueblo palestino y en condena contra la ocupación de su territorio, no tuvo,
como dice el Centro Simon Wiesenthal, y los medios que lo reproducen como La
Nación o Clarín, un objetivo de sembrar odio antisemita. Más allá de que los
sionistas pretenden acaparar para sí, el semitismo, como si El Islam no hubiese
nacido de los profetas semitas también, por lo que mal puede ser cualquier
musulmán antisemita, lo cierto es que nuestro acto apuntó a desterrar el odio y
sembrar la paz en su lugar. Una paz que alcance a todos, judíos, musulmanes,
cristianos y no creyentes, en base a la justicia para un pueblo que fue
expulsado de su tierra, ocupado su país, y humillado a diario con matanzas
permanentes, boicots, uso de armas prohibidas, torturas, asentamientos
ilegales, cierre de fronteras, chequeos humillantes, robo de su poca agua, etc.
¿Cómo podríamos en un mes de ayuno, purificación y devoción, olvidarnos del
grito desgarrador de los oprimidos palestinos? ¿Podríamos pretender
purificarnos y acercarnos a Dios de modo egoísta, desoyendo el grito
desgarrador y silenciado por los grandes medios de comunicación, como aquellos
que reproducen la visión distorsionada de nuestro acto que les presentara el
Centro Simon Wiesenthal?
La filmación del acto se puede
ver y allí descubrirán que nosotros no incitamos a la violencia sino a la paz,
pero a una paz verdadera, con justicia. Paz es nuestro lema. ¿Qué paz quieren
concretar aquellos que siguen con la expansión de los asentamientos ilegales,
con la ocupación de territorio ajeno, con la asfixia de Gaza? Había judíos en
nuestro acto y ninguno se sintió molesto, al contrario. Denunciar la opresión
no es denunciar al judaísmo, una religión divina en sus orígenes mosaicos,
seguida por mucha gente que busca acercarse a Dios sinceramente, y en los
grandes profetas de Israel, todos ellos gente de paz y justicia y enemigos de
la opresión y los imperios injustos.
Nosotros invitamos a un debate
público para demostrar que lejos de pretender arruinar la convivencia que
tenemos en Argentina entre los diferentes credos, lo que queremos es
profundizar la buena convivencia. El dolor del pueblo palestino es muy profundo
como para olvidarlo. Nuestro favor a quienes violan los derechos a diario del
pueblo palestinos es ayudarlos a que dejen de oprimir. Todos tendremos que dar
cuenta a Dios de nuestros actos el día de mañana. No hay peor cosa que
presentarse al Señor con una vida llena de opresión y habiendo ocasionado tanto
sufrimiento a gente inocente.
Que Dios bendiga a nuestro
pueblo, que conserve y profundice la paz y buena convivencia, que sepa la
verdad sobre la Amia, cosa que pondrá al descubierto la inocencia de Irán y de
los musulmanes y que traiga paz con justicia a Palestina. Que vuelvan a su
tierra y que se haga un referéndum para solucionar el tema sin que caiga una
gota más de sangre y que toda la plata que se gasta en armas, se gaste en el
desarrollo y felicidad de los pueblos de todos los credos o ninguno. Amen.